¡Arriba el Norte!
- El tiempo recobrado
- 10 jul 2019
- 3 Min. de lectura
Texto: Ezra López (@EzraLopez)
Libro: Una tragedia en tres acordes, de Javier Ibarra (@cepheacephea)
La Pulquería de Insurgentes siempre ha sido un lugar emblemático en mi vida. Era uno de los tugurios en donde podía irme de pinta cuando no quería tomar clase de literatura europea del Renacimiento o algo derivado a la poesía; además de ser el lugar que enmarcó una de mis primeras citas con mi novia; y lo que sucedió hace unas semanas marcó una parte de mi visión literaria.
La Pulquería era la misma, más no el ambiente. Se había prometido a la voz que resultaba ser idéntica a la de uno de mis ídolos: Héctor Lavoe. Ahí estaba yo, con un litro del néctar de los dioses en mis manos, en el segundo piso de la Pulquería, esperando a que llegara el “Cantante de los cantantes”… jamás llegó.
El escenario comenzó a llenarse y la plática se iba animando. Producciones el Salario del Miedo siempre me ha parecido una editorial interesante, desde la publicación del primer libro de Fernanda Melchor, hasta un libro sobre futbol.
Semanas antes de esta presentación, en el Gandhi de Miguel Ángel de Quevedo, me llamó mucho la atención el libro de Javier, por su portada amarilla con un “punx”, no recuerdo por qué no lo compré en ese momento, pero lo que sí recuerdo es que en cuanto vi que se presentaría en la Pulquería, no dudé en ir.
Y ahora estaba ahí, escuchando el desmadre que se traían Moisés Castillo, Eduardo H.G., J.M. Servín y el autor, al presentar Una tragedia en tres acordes. La presentación, como ya lo dije, era amena, con mentadas de madre, con postre o muerte, con chelas chocando entre micrófonos y chistes desbordados.
Yo estaba impávido. Quería al llamado Lavoe de Tepito, pero le salió un jale y no llegó, según lo dijo el autor del libro, Javier Ibarra, quien me recordaba a un profesor de la universidad. Javier, chico menudo y chido, de prosa abierta, violenta y ágil, es una de las nuevas voces de la crónica en México, de las nuevas voces que se deben escuchar más, porque, en efecto, las reseñas del libro de Yazz, escupidas al micrófono, son uno de los tabú de las letras y la cultura en México: el norte de la CDMX.
Javier, oriundo del Norte de la Ciudad de México, y avecindado durante su pubertad en Monterrey, sabe bien lo que es el Norte geográfico.
Una tragedia en tres acordes se puede leer como crónicas dispersas, como pequeños fragmentos de vida. Pero también puede leerse como una novela de formación, como una blindugsroman norteña, en la añorada voz de la adolescencia.
El libro de Javier navega entre la megalomanía, la camadería, y hasta la historia colectiva. Lugares como el Café Iguana, el Valle de los Mamados, o las anécdotas entre el Norte del país y el de Ciudad, se combinan para mostrar a los personajes que relata con maestría, mostrando lo que de verdad sabe, lo que olió, tomó y hasta escuchó, porque si bien el Lavoe de Tepito no llegó a la Pulcata, en cuanto terminé ese capítulo del libro, de inmediato me metí a YouTube a buscar al buen Jorge Carmona, que su voz me dejó erizado de la piel, pues de verdad es idéntica a la de Héctor Lavoe.
El libro de Javier es su visión nostálgica con su pasado, con esos años en donde, como me lo dijo en la radio,* con un nudo en la garganta y con los cristales húmedos de sus lentes, aprendió el oficio de escritor, en donde aprendió de Camus y del existencialismo en el hardcore, demostrando que eso del emocore no es lo que hace diez años se escuchaba en la emoglorieta de Insurgentes.
Tener en entrevista a Javier es toda una experiencia, porque el soundtrack de su vida se escucha en cada una de sus páginas y sus frases. Desde la salsa, en donde él mismo confiesa que la toma del barrio, hasta Orchid, la banda que le mostró la luz de las letras, hasta las ganas de pedalear una bici con guadalupano tlaxcaltelca.
Una tragedia en tres acordes es la voz de Javier, es su conversación leída, como la tuve con él en el metro, mientras ambos regresábamos a nuestras ramificaciones del norte de la ciudad, porque en la punta de la CDMX hay cultura que no sólo se estanca hasta Tlatelolco.
Javier Ibarra se estrena con este libro, el cual se ve que es el primero que llenará estantes, bibliotecas y que abrirá las voces que desde el norte siguen calladas.
*Cada lunes, miércoles y viernes, de 6 a 7 p.m., tengo un programa de radio llamado Cumbiando el Rock. Los lunes son de Rock&Letras, así que denle clik aquí por si les interesa escuchar la entrevista que le hice a Javier.
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