El libro vaquero
- El tiempo recobrado
- 5 jul 2019
- 2 Min. de lectura

Es un lugar común en el fraseo mexicano decir “aunque sea lee el Libro Vaquero”, cuya publicación se cataloga desde lo más vulgar y misógino, hasta considerarla una verdadera obra de arte, por las ilustraciones, e incluso una parte importante de la contracultura en México.
El final de la década de los setenta, en cuanto cultura en México, se teñía de pequeños lugares en donde el under era la única (alta)cultura que se podía apreciar en México. En cuanto al cine, uno de los fenómenos más polémicos llenaba las salas de cine dando paso al denominado cine de ficheras.
En cuanto a las letras, el Libro Vaquero era lo que más se vendía e imprimía, tanto en puestos de periódicos, como en otros sitios.

El Westnert ambientando en el siglo decimonónico, le dio una nueva lectura al mexicano. Desde 1978, las historias del medio oeste han llenado los ojos de varones y damas que se deleitan con las historias de pasión e intriga, cargadas de violencia, que representa la vida en el imaginario del viejo oeste.
Desde Novedades Editores, hasta HEVI Editores, el Libro Vaquero, ese pequeño cuadrado de 13 x 15.5, ha seguido la línea de hombres valientes y cobardes, vaqueros y nativos norteamericanos, así como las voluptuosas chicas que engalanan de sensualidad las páginas de papel periódico que cada quince días se renovaban en el puesto.

Una de las principales controversias de esta publicación es precisamente la cosificación y el exceso de carga de sensualidad de las chicas que aparecen en esta que puede considerarse novela gráfica. Esto, junto a la satanización de historias que incluso se exageran hasta llegar a lo pornográfico, ha realizado que el Libro Vaquero sea considerado algo de baja cultura. Sí, en efecto, la sociedad que a veces no tiene para un libro de 120 pesos, prefiere los dibujos de una publicación que cuesta menos de 10 pesos.

Pero, vamos. El Libro Vaquero sí era uno de los preferidos de los viejitos chaqueteros, pero también tiene historias que valen la pena, así como cada uno de sus trazos que se hacen con dedicación.
Esto ha hecho que incluso escritores como Yuri Herrera o Jordi Soler escriban historias para sus publicaciones. Es más, hasta los rockeros de Moderatto traspasaron las fronteras de la realidad a las páginas vaqueras para contar sus historias de cazarecompenzas.
Si bien el Libro Vaquero ya está un poco aceptado, se tendrá que adaptar a las nuevas sociedades creadas, a quienes nos mostramos más a la apertura y menos a la satinización.

La cosificación es algo que se debe quedar fuera de estas publicaciones, la mayoría de ellas tiene a las mujeres como las cabronas de las historias, las que se chingan a los culeros, porque, a final de cuentas, las historias que escribimos, es el reflejo de nuestra sociedad... digo, incluso nuestro adorado expresidente iba a la FIL por su ejemplar del Libro Vaquero.
Dejémonos de escondernos cuando leemos este tipo de lecturas, es más, ¿por qué no organizar un club de lectura en el que los "viejitos cachondos" (no googlee esto) sean los moderadores de las pláticas? Cultivemos este ramificación de la contracultura mexicana, al olvidar lo misógino y crear historias en las que también las mujeres sean protagonistas (no sólo por su cuerpo "perfecto" y "cogible").

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