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La madalena de la colonia Educación

  • Foto del escritor: El tiempo recobrado
    El tiempo recobrado
  • 1 oct 2019
  • 3 Min. de lectura

Actualizado: 5 may 2022


Libro: El nervio principal, de Daniel Saldaña Paris (@dsparis)

 

Uno de los terrenos más comunes para escribir siempre será la cama. Quizá, desde inicios del siglo pasado, Proust hizo esta costumbre desde aquella catedral llamada En busca del tiempo perdido.


Durante el año 2018, Sexto Piso dio a conocer la primera novela de uno de los mejores escritores de América Latina menores de 40 años, según el Hay Festival 2017.


Sin duda alguna, El nervio principal (Sexto Piso, 2018) de Daniel Saldaña París es una de las novelas que siguen la actual tendencia de novelas de formación, que esta generación de la literatura mexicana está escribiendo.


El punto inflexivo comienza con la ausencia de una madre, la cual, como una Albertina fugitiva, sólo la podemos leer en una imagen disuelta y sombría, bajo la mirada infantil quien desde la distancia come a mordidas de madalena su recuerdo.


La novela de Saldaña París es totalmente proustiana, y no sólo porque la voz del narrador la lee desde la suciedad de su cama y desde la memoria de su tristeza, si no por el uso del tiempo que se conjuga con un pasado, presente y futuro, y se desdobla como origami, como la visión infantil del protagonista-narrador.


Un libro de origami y uno de Elige tu propia aventura es lo que el recuerdo infantil del narrador tiene como armas en su memoria. Una novela que se va construyendo como esas lecturas infantiles de principios de los noventa, en donde el entorno social mexicano trastoca más de que pueden ver los párvulos ojos del protagonista.


Un mundial de futbol recordado por los pases de un tal Bebeto y las definiciones de un tal Romario, así como la situación tensa en la selva chiapaneca, son el escenario de un nervio principal que se dobla y se desdobla. Una historia que se va construyendo como una aventura de un niño de diez años que explora no sólo su prematuro inicio en la adolescencia, sino también la orfandad materna, la violencia paterna y la desintegración familiar por los ideales, con las mentiras dobladas en papeles y recibos de gas.


Porque la mentira y la aventura son dos de los elementos de la novela de Saldaña París que mueven a la narración. La mentira como matrimonio y como muerte, la mentira como convivencia natural, y la aventura, como ya se mencionó, que nunca concibe peligros para un niño que sale de su casa, explora la colonia Educación hasta la frontera de sus calles, y se embarca en busca de la madre hasta llegar a Tabasco, otro planeta más en una narración que se construye y reconstruye a la vez.


El nervio principal nos lleva por una montaña rusa de situaciones, las cuales se adelantan a los tiempos narrativos desde la cama de la edad adulta, moderna cápsula de luminosidad cero, en donde las tinieblas de la mentira construyen la propia historia y la formación (o deformación) de un protagonista postrado entre las sábanas.


Esta novela dobla y desdobla a todos sus personajes, sean tan principales o secundarios como el Rata o la propia hermana del narrador. Además, la ausencia de la madre es una sombra difusa de una tarde de verano y su figura es una carta con la verdad, una carta que las manos infantes trata de robar.


Porque la única verdad está en la ausente madre que se va, en sus cartas y en su muerte, y también en la muerte del padre y en su agonía, que es en ambas en donde se encuentra el narrador y su propia aventura se descubre y desdobla como un origami.

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