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La chica errante, el escritor publicista y el fantasma párvulo

  • Foto del escritor: El tiempo recobrado
    El tiempo recobrado
  • 23 mar 2023
  • 4 Min. de lectura

Libro: La sombra de los planetas, de Gabriel Rodríguez Liceaga


 

Love loves to love love

James Joyce



Ya pasaron casi tres años después de la salida de la última novela de Gabriel Rodríguez Liceaga, La felicidad de los perros del terremoto, un libro que quedó en los estantes cerrados de las librerías, debido a la pandemia de la covid-19. Meses después, en este espacio, reseñamos e incluso tuvimos una entrevista con el autor, a quien le comentamos que leer su novela era como un anhelo a esa vida antes de que el virus de Wuhan se saliera de control.


Ahora, con un nuevo libro en las mesas de novedades, Rodríguez Liceaga no sólo se reinventa, sino que poetiza ahora la nueva normalidad chilanga postpandémica. En La felicidad… el reggaetón es una de las principales características, siendo además un tema que casi ningún escritor ha tocado en la literatura mexicana. En La sombra de los planetas pone de escenario a la Ciudad de México ahogada y asfixiada bajo cubrebocas con la imagen de la sonrisa de un minion o con la lengua tétrica de Venom.


Usando las voces de Damiana y Santiago, pareja de millenians amorosos, la narrativa de La sombra de los planetas se construye con base en sus monólogos interiores; el de ella, reforzando la idea del arte, de su vida como desempleada después de dejar una tarea a sus alumnos, una pregunta que posiblemente deberíamos formularnos todos: ¿Por qué no fuimos abortados?


Damiana hace que el fluir de su conciencia recorra la CDMX: calles peligrosas como la Pensil o

calles olvidadas como la Chimalistac. Ella visita a su ex novio o a la ex de su novio y a quienes siempre estarán presentes, como su hermana, con el único motivo de entregar y colgar su serie de dibujos en donde representa al Osito Bimbo y a Fidel Castro pero nalgones. Esta serie de dibujos que sí podemos ver en la novela, fueron realizados por Ana Ben.


En contra parte, Santiago permanece estático, cumpliendo las típicas horas nalga en su petrificada oficina; hace una lista de sus amores, de sus mujeres, de todas aquellas féminas que, parafraseándolo, le enseñaron a tomar y a amar. En forma cervantina, Santiagolandia es una novela dentro de la novela, en donde la historia de Santiago se desgrana en cada cochada, borrachera e incluso en cada decepción, y en cómo crea una especie de gólem o monstruo de Frankenstein con partes de cada mujer que ha pasado por su vida.


Las reflexiones de Santiago se van hacia el mismo lugar que Damiana, pero a la vez no. La fertilidad de uno se contrapone con la infertilidad del otro. Una confrontación de monólogos a lo largo de más de 260 páginas, desglosan las relaciones afectivas y las sensaciones en las parejas en tiempos del Smartphone, de lo inmediato, pero sobre todo de la actualidad. Además de aquellos personajes sociales que han invadido internet como Alfredo Adame o el niño Carmencho, quien tuvo 15 minutos de fama y termina siendo el fantasma que atormenta a los protagonistas de la novela, un fantasma estéril y seco, como el Torreón final de la novela.


Rodríguez Liceaga, mediante su narrativa, poetiza a la Ciudad de México en este siglo, en esta década pandémica, en donde a las acciones o aquello habitual les pone las palabras exactas que no podemos nombrar. Sus bellezas perdidas, pero también esa naturaleza chilanga que en 100 o 200 años servirán para que los etnólogos o antropólogos vean cómo era el capitalino en 2022, dos años después de la sopita de murciélago, o quizá después de Chabelo.


La sombra de los planetas es una de las grandes narrativas de este siglo en la literatura mexicana, a la altura de novelas como Ojerosa y pintada, de Agustín Yáñez.


El pasado 17 de marzo de 2023, en la presentación de esta novela en la librería Gandhi de Miguel Ángel de Quevedo, se le preguntó a Gabriel Rodríguez Liceaga si se había inspirado en el Ulysses, de James Joyce, aquella novela cumbre del modernismo inglés. La respuesta del autor fue que jamás ha leído al alcohólico irlandés.


Sin embargo, en un rápido estudio comparativo, podemos ver a Damiana deambulando por la ciudad, como lo hace Leopold Bloom para evitar llegar a su casa, en donde estará estática en su cama su esposa, Molly Bloom, esperando a su amante. Por otro lado, distintos guiños también hacen recordar a aquella heroína joyceana, al ver su brazo estirándose para darle una limosna a un veterano de guerra mutilado, tal cual lo hace Damiana con los cinco pesos que le da a un indigente, o quizá en la menstruación de ambas al final del día en la cama. Sean o no coincidencia, estos guiños sí inspira a instaurar cada 28 de enero como el SantiDamiana´s day, posible fecha en la que se desarrolla la primera parte de la novela. Pero tal vez sólo sea una coincidencia, ya que los genios tienen ideas afines.


 

Algunas de nuestras frases favoritas de La sombra de los planetas


Que nuestro arte reafirme que fuimos capaces de amar.
Fuimos privilegiados por el azar de las almas. Cada ser humano es un milagro.
La vida está muy barata y la canasta básica cada vez más cara.
Y es verdad que después del pecado original nos quedamos sin originalidad.
Jamás tendré un hijo, pero de haber sido así, me hubiera dedicado todos los días a enseñarle lo que es la belleza, a no renunciar jamás al asombro, a buscar el amor siempre.

 

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